Boxeo: la muerte de Néstor Rojo es el producto del boxeo actual en la Argentina
Lunes 6 de Abril de 2015 - 23:10:43
Sentado frente al tablero de una computadora no puedo superar el nudo que tengo en la garganta, ese que me provoca tanto dolor porque estoy seguro que la muerte de Néstor Rojo, este chiquito de 17 años, boxeador amateur, ocurrida el último sábado en Puerto San Julián, donde disputaba un combate, se pudo haber evitado y lo que es peor aún, en un par de días habrá caído en el olvido y solamente sus seres queridos lo tendrán presente.
Según se supo en las últimas horas, el fallecimiento de Néstor Rojo que era una promesa del boxeo cordobés- no fue producto de excesivo castigo, ni de algún accidente derivado de la actividad, sino que fue producto de una cardiopatía congénita, algo que se debió haber detectado con estudios acordes para un deportista que se desempeña en una actividad de alta exigencia y alto riesgo.
Tantas veces reclamamos por nuestros micrófonos, o desde distintas páginas, tanto físicas como virtuales sobre la seriedad y el celo que se debe poner a la hora de entregar licencias de boxeadores, sobre la responsabilidad que les cabe a los entrenadores de boxeo no solo en la preparación sino en la formación como deportistas, sobre las conductas que deben seguirse para practicar una actividad tan ruda como el pugilismo. Sigue en ver más...
Casi las mismas veces chocamos contra un frontón, contra argumentos tan inválidos como espurios, como la ilusión o la necesidad de los boxeadores, cuando en realidad a quienes esgrimen esos argumentos solo les interesa los pocos pesos que se puedan llevar por exponer a quienes “presumen defender” y tirarlo a una leonera contemporánea.
¡Cuidado! Esto pasó en Puerto San Julián –Santa Cruz-, un lugar donde no había ambulancia, donde ni siquiera se conoció si había médico en el salón donde se llevaba a cabo el festival, pero bien podría pasar en cualquier lugar de La Pampa, donde se llevan a cabo festivales sin el mínimo control, con boxeadores que pelean con otro nombre, sin equivalencias técnicas ni físicas, sin respeto por ningún tipo de reglamento, contando para ello con la complicidad del estado y de particulares –incluido el periodismo- que con tal de conseguir un beneficio para ellos se convierten en voceros de la mentira y se colocan al servicio de la estafa no solo a los boxeadores a quienes engañan haciéndoles creer que su importancia está en la mención. sino también a los espectadores que pagan su entrada convencidos que van a ver un festival boxístico y se encuentran con “una riña de personas”.
Simplemente quiero elevar una oración para que mi Dios lo tenga a su lado a este pibe con cara de ángel e ilusión de gloria y desear fervientemente que le otorgue a su familia una pronta resignación, pero por sobre todas las cosas, que el alma de Néstor ilumine a quienes deban tomar decisiones acertadas para que no le pase a otros, lo que le ha pasado a él.
